Diseñar para la hotelería de lujo es crear experiencias. En Rubinat transformamos Alma Restaurante y Felicia Bar en espacios que fusionan arte, diseño y hospitalidad en Sofitel Recoleta.
Caso: Sofitel Recoleta – Alma Restaurante & Felicia Bar
La hotelería de lujo ha evolucionado: ya no alcanza con ofrecer confort. Hoy, los espacios deben emocionar, generar pertenencia y hablar el idioma del viajero contemporáneo. Un huésped que busca autenticidad, identidad y experiencias sensoriales integradas.
Diseñar para este nuevo paradigma exige algo más que estética. Requiere sensibilidad, contexto, comprensión de marca y visión estratégica. Así abordamos los proyectos de Alma Restaurante y Felicia Bar en Sofitel Recoleta, donde el diseño debía expresar una fusión: el savoir-faire francés con el alma porteña.
Cada ambiente fue pensado como una unidad integrada, donde lo arquitectónico dialoga con lo gastronómico, lo visual con lo sensorial. En Alma Restaurante, la madera natural con vetas a 45° crea un entramado visual cálido, sofisticado y orgánico. La disposición central, reforzada por una gran lucarna y un chandelier protagonista, articula la experiencia en torno a la luz y el encuentro.
En el desayunador, los materiales nobles se combinan con detalles de color que aportan vitalidad y ritmo. Todo responde a una lógica de fluidez y armonía, pensada para acompañar la dinámica del día sin perder elegancia.
En Felicia Bar, el desafío fue otro: crear un espacio con identidad propia, atractivo tanto para huéspedes como para el público local. Un bar como destino, no como anexo.
La propuesta combina dinamismo y sofisticación. Colores intensos, terminaciones en mármol y madera, mobiliario de diseño y una doble altura que otorga presencia. La barra, con un botellero retroiluminado como pieza escenográfica, invita a una experiencia visual y gustativa. En contraste, los sectores de sillones ofrecen intimidad, comodidad y calidez.
Cada elección potencia la propuesta curada de Mona Gallosi, referente de la coctelería argentina, cuya creatividad aporta profundidad y personalidad al espacio.
El resultado es un conjunto coherente, donde arquitectura, identidad de marca y experiencia sensorial se integran. Un claro ejemplo de cómo el diseño puede ser vehículo de hospitalidad, cultura y sofisticación contemporánea.
En Rubinat creemos que la arquitectura hotelera debe ser mucho más que contenedor: debe ser protagonista. Crear atmósferas que transformen el paso por un hotel en un recuerdo inolvidable.